En tu día pá
Una vez me dijiste, hace muchos años,
cuando ya sabías que me gustaba escribir cuentos, que estaría buenísimo hacer
uno sobre un encuentro en un café con mi yo del futuro y del pasado. Hablamos
toda una tarde de qué podría surgir de eso.
Más allá de que ya lo escribiré, me empecé
a dar cuenta que ya estaba teniendo mi propio cuento ahí. Estábamos reunidos
los dos, y ahora, después de varios años, veo que soy muy parecida a vos, pá.
Esa charla fue como tomar un café con parte de mi futuro y me da emoción y
hasta asombro saber lo que estaba pasando.
Me veo acá, a mis 31 años, grande y chica,
y entonces pensaba cuánto te quiero.
Pensaba cómo quería que te sientas
orgulloso de mí y cómo poder cumplir cada expectativa que imaginé querrías.
Pensaba tanto… poniéndome en tu lugar sobre cómo me veías, qué sentías con lo
que elegía, tantas cosas… Pero por fin entendí que ese era “mi pensamiento” y
no tengo la menor idea de eso. Simplemente no soy vos.
Entonces me relajé. Aprendí a comprenderlo.
Escrito parece fácil pero te juro que fue toda una búsqueda darme cuenta.
Aprendí a ser yo misma y a empezar de
nuevo, y me dio ternura. Sí, sí, lo sé. Hubo mucho en el medio, hubo infancia,
amor, peleas, broncas, culpas porque quería resolver el mundo y las piezas que
no eran mías. Pero pasa, y me pasa que últimamente veo tanto lo que hiciste
para que sea feliz, que son imborrables los momentos que quizás pensás que no
recuerdo.
Me acuerdo de la sensación cuando me dabas
la mano y me llevabas a la escuela, me acuerdo cada cuento que me contabas, me
acuerdo que sacabas todos los insectos habidos y por haber que se topaban por
mi camino porque moría de miedo, (también que tenías pánico a las arañas pero
lo enfrentabas igual). Me acuerdo que de chica tenía sentimientos muy puros,
que después con la vida misma se van cerrando un poco pero luego vuelven a
surgir, como me pasa ahora.
También entre tantas cosas que me pasan, me
pasaba que me hice cargo de cosas que no eran mías y eso me ponía mal. Y lo
escribo para los padres en general, y lo escribo porque ésta es mi relación con
vos. Lo que piense, sienta o diga va a venir de mí. Es difícil pero es algo que
cuando se entiende te cambia todo. Porque cada persona reacciona distinta,
tiene vivencias distintas, relaciones diferentes y formas de expresarse.
Me pude expresar a mi manera, pude buscar
mi historia y cuestionarte lo que quise, como también quise tener las mejores
charlas de mi vida con vos.
Cómo me explicabas sobre historia y te reías
cuando me veías leer tan apasionada siendo muy chica, me acuerdo de la frase “como
en esa cabeza entran tantas ideas”. Sabés que salí discutidora cuando no quería
llevar la bandera, es que me parecía que eso era parte del protocolo y yo quería
estar con mis amigos. Creo, aunque nunca te pregunté, que te gustaba eso. Yo
siempre te dije que si te premian en el colegio porque te vaya bien, lo mejor
era que me lo digan y nada más, porque no era una competición.
Así salí pá. Flaquita pero plantada, culpógena,
lo sé, soñadora y con un poquito de locura de la linda, por eso mi apodo fue “loqui”
durante tantos años.
Pero volviendo al caso, que escribo por el
día del padre en general y me tomé el atrevimiento de poner cositas de mi
historia, quiero hacerte ver y hacerles ver, que no se dan idea de lo presente
que están.
En nuestra época el padre trabajaba muchísimo
y estaba menos en la casa, no es así en todos los casos pero creo que hoy ya
cambió la cosa. Pero dejaron marcas gigantes, y uno de grande valora un montón
cada momento porque se concentra todo el cariño que les tenemos. Porque sabemos
que morían por pasar el día entero con nosotros pero que también darnos todo
era parte de cuidarnos y querernos.
Estoy segura que muchas veces no podías
manejar las situaciones de la vida o vernos mal. Estoy segura que ahora que
aprendiste del pasado hubieras actuado de otra manera, pero yo también pá. Es
muy importante, no importa en qué momento, sacarse las cosas que quedaron sin
hablar, porque eso cura, porque eso acerca y por suerte lo pudimos hacer.
Seguirán pasando cosas, todo es aprendizaje, y también pude debatir, discutir,
abrazar, avanzar.
Por eso sos mi papá, para aprender de tus
hijos, para que yo aprenda. Para sacar de vos lo mejor que tenés, y ser
parecida a vos, con virtudes y defectos, me hace ser quién soy.
Porque el tiempo pasa y las etapas también.
Nos acercan y alejan. Solté para volver a traer.
Tengo en mis raíces tus gestos y palabras,
las largas charlas, las chocolatadas de los 6 años.
Es difícil, lo sé. Es difícil acercarse a
los padres, pasé por muchas etapas, pero aunque no nos veamos seguido, a esta
la estoy disfrutando un montón. Porque soy más yo que nunca, porque sé que
puedo hablar, opinar y hacerte una cena. Porque puedo abrazarte más de lo que
lo hacía.
Porque soy tu hija, porque te elegí como
papá y porque sos mi mejor cuento. Lo puedo releer cuando quiera, como quiera e
ir a la página que más me guste para entenderla de otra manera.
¡Feliz día pá! ¡Feliz días viejitos¡ tienen
la sabiduría de una vida pero siguen siendo tan facheros que se congela el
tiempo.
Charlen con sus padres, tomen un café,
conecten de nuevo. Cuando sacamos mochilas, cuando recordamos buenos tiempos,
cuando decidimos girar el timón, pasan cosas increíbles y no hay que dejarlas
pasar.
// Artículo escrito para http://7attitudes.com/author/mariana-szulman/
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