Idealizar es esa partecita que le completamos a la persona que tanto queremos para que sea perfecta. Perfecta para nosotros, imperfecta quizás para algún otro, que no necesita de esa cualidad.
Eso que nos da y eso muy chiquitito que le falta. Sólo ese 1% que cargamos de sentido, y de ahí no hacemos nada más, sólo subirlos al pedestal.
Creo que es el deseo de uno mismo de mostrar ese sector al que no pudimos alcanzar con nuestra personalidad, y se nos hace mas fácil detectarla en el otro que en nosotros mismos.
Existe un día en la vida que se vive una sola vez. Algo sucede cuando nos levantamos o nos agarra caminando por la calle, y ahí aparece. Y nos baja un pensamiento o mejor dicho una confesión tipo divina que nos dice: “esta persona no era tan héroe como creí”.
De ahí un vacío, o una tristeza sin lágrimas, que baja corporalmente tocando todos toditos los extremos de nuestro cuerpo, y lleva hasta los espacios que ni los medicamentos pueden tocar, la sensación de duelo.
Esa muerte inconsciente que es la más difícil que podemos tener. Sólo en ese instante miramos para atrás y vemos que la burbuja, como le dicen los demás, no era de jabón y no era tan fácil romper, pero ya la vemos de afuera.
Tenemos la edad de nuestros padres a la hora que nos tuvieron, pero no somos padres aún, ni estamos preparados para serlo. Las comidas de nuestras madres no eran de las mejores como contábamos en las reuniones y nuestros tíos no eran más fuertes que los tíos de los demás compañeros de colegio, a pesar que tenían más años.
De ahí una risa, un reproche, de qué ingenuos fuimos. Y de nuevo un risa porque nos da ternura.
Y ese juego de ideales nos lleva a querer ser el ideal de algún otro, quizás esa personita que todavía juega con jabón, o tal vez la que ya no juega, pero que el mundo funciona porque nos tiene a nosotros. No hacen más que mirarnos y prestar atención, y así, tan comunes, tan humanos, extraen una cualidad nuestra y la difunden con tanta exaltación... que pueden hacer de nuestra historia, un mito.
03/12/09
Interesante reflexión, pero esta bueno cuando se nos pasa la idealización del otro y lo vemos tal como es; recién allí comprendemos mas cosas de su forma de ser, antes no lo podíamos ver
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