¿Qué harías?

Si cerráramos los ojos y sólo supiéramos que estamos en la vida por un propósito, uno sólo, más allá de casarse, más allá de tener hijos, sólo algo que estamos dejando pasar delante nuestro pero sabemos que está, flotando como partícula en el aire, como una picazón en la nariz, que no se ve pero se siente. Que podríamos haber nacido o darle ese lugar a cualquier otro, pero llegamos nosotros sintiendo que algo se puede cambiar, que no encajamos.

Si tan sólo tomáramos aire y nos preguntáramos qué quiero hacer, a dónde quiero llegar. ¿Qué harías?

Sin volver al pasado, sin pensar a futuro, sin repensar tu historia, sin culparte de haberle hecho daño a alguien, sin borrar la discusión con tus padres, sin echar culpas y sin mirar el reloj.

Una brisa, un rechazo, una cosa que te hizo reflexionar, un libro que leíste.

Sin que la vida te sorprenda, sino sorprendiéndola tú, ¿que harías? ¿Qué serías?

¿Escribirías un cuento? ¿Filmarías una historia? ¿Qué harías con tu talento, qué sabes que haces bien? ¿Publicarías un relato?

Arriesgándote a poner un día para pensar en lograr eso que llevas ahí, a poner reglas para llegar a tu respuesta, sin leer un libro de autoayuda sólo dejándolo brotar; salir, elevando tu mente a un poco más que la gente, viendo a la rutina como un medio para encontrar tu respuesta, viendo tu vida y tus obstáculos como un puente para ti, para lo que vienes a hacer ahora que no tienes rumbo, ahora que ya has trabajado, jugado y llorado. 

Un replanteo, un aljibe dado vuelta . Sin sentir que el amor es el final de tu búsqueda, sin sentir que un hogar tiene que ver con esto, sólo tu sabes que quieres y lo que transitaste en la vida es para darte cuenta de que ahora es el comienzo, que ahora eres tú, y manejas tu vida y que soportarías lo que venga porque quieres llegar a lo que sabes, que esta ahí como una partícula en el aire, como una picazón en la nariz, que no se ve pero se siente.